Ayer luego de terminar de ver a Woody y compañía; sentí que algo había terminado.
Un cierre de una etapa que en el inconsciente, vivía. Se me vinieron a la cabeza miles de imágenes de mis juguetes de niño; de mis muñequitos; y las horas que pase jugando torneos de fútbol con ellos; haciendo campeonatos de lucha; o viviendo aventuras. Desde chiquito hacían deportes.
Muchas veces luego de ver toy story 1; llegaba a mi casa y me tiraba en la cama; me hacía el dormido y de reojo miraba a ver si mis muñecos tenían vida. Esa ilusión que me acompañaba de niño.
Ayer volvi a ser ese niño; ese niño que se ilusionaba junto a sus muñecos; me acorde del momento en que se los regale a mi primito; que los perdio tranquilamente y automaticamente me acorde de la nena del final y pense en ¿Cómo no encontré a alguién para que jugara asi?
La verdad es qué cuando escuche la versión española de yo soy tu amigo fiel quedé en un trance tan grande que parecía que había trasladado mi ser a la pantalla. Con la garganta seca y la nostalgia de un final; estoy agradecido de que alguién pensó en nuestra generación y nos mostró un final hermoso
Que lindo es tener la suerte de vivir estos momentos para guardarlos en el corazón y darse cuenta que la felicidad depende del cristal con el que se la mire
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