Desde el inicio de la vida el ser humano tuvo la necesidad
de luchar contra el tiempo. Pelea inútil
si las hay ya que el rival despiadado cómo poco ha desestimado cada artimaña
inventada cómo si de burbujas de agua que reciben el viento se tratase.
Ante esa desesperada batalla perdida de antemano el hombre
creó el recuerdo. Recordar los momentos y anhelar la posibilidad de revivir el
amor, el placer, la alegría y la risa de la dicha gozosa. Pero cómo arma de
doble filo en la memoria de cada persona de manera ambivalente regresa a la superficie raudamente la realidad del no
ser.
Del no poder atesorar al tiempo en la mano y lograr que el
momento sea eterno y se repita constantemente para poder vivir para siempre en
ese instante que es único.
A medida que ha pasado el tiempo el hombre se ha reinventado
para lograr atesorar y evolucionar la forma y el cómo de recordar. Imágenes,
videos y un sinfín de combinaciones tecnológicas que hacen del arte de recordar
un verdadero que encastra en un puzzle
que se llama vida.
Admitiré que en la vida de cada uno existen personajes de
diferente índole que están llamados a permanecer, a dejar una huella que marca a fuego el corazón propio. Esa
huella cómo memoria y esa lucha contra
el tiempo sigue está sinfonía imperiosa de apresar ese momento único.
Y uno termina esclavizado en el fue. Es por eso que es
importante entender que ese dolor que genera el ya no es, es parte de un
proceso de internalización y sanación de una huella que fue un sentimiento de
amor y que depende de cómo se miré es un peso o una caricia.
La pregunta es ¿Por qué?
¿Cuál es la necesidad constante de vivir de una nostalgia
instintiva? Será que es imperioso aceptar que la vida es una serie de momentos
únicos e irrepetibles y que cada segundo es una oportunidad para ser feliz,
para amar, para sonreír, para abrazar, para besar, para llorar y para vivir.
En el constante mirar de los recuerdos si existe alguno que
te genera dolor, incertidumbre, duda, es el momento de abrazarlo, encarnarlo y
amarlo. Eso es lo que finalmente te va a dar la posibilidad de agregarle
matices a los momentos que vendrán.
Porque desde nuestra creación estamos llamados a vivir…