El viaje había comenzado. De a poco la sucesión de imágenes surgieron de manera espontánea. Las diferentes acciones de la vida que habían derivado en ese momento. Decisiones que marcaron caminos, desencuentros que marcaron destinos. Una esperanza naciente producto de la imaginación colectiva y la necesidad imperante de sentir amor.
El capítulo abría una serie de opciones incalculables. Con un destino seguro: La felicidad. El mapa abierto mostraba rutas disimiles. Caminos sinuosos que se entramaban formando un laberinto llamado vida. La luz marcaba exactamente el lugar hacia dónde ir. Pero la noche llegaba fervorosamente día tras día oscureciendo el rastro.
Respire profundo, abrí los ojos. La mañana de invierno estaba rota por el calor del alma. De a poco todo había cobrado un sentido nuevo. Era la famosa plenitud que acudía al lugar, caprichosa e insinuante, efímera y deslumbrante. Pero placentera al fin.
Sentí un impulso que nacía desde el pecho. La risa que nacía desde el estómago lleno el lugar. Cadenciosa y sutil moldeaba el momento. Único e irrepetible, estaba siendo vivido al máximo de las posibilidades.
Como un pintor retrate ese momento en mi memoria. Las palabras describían con certeza en mi corazón que ese era el comienzo de algo distinto. Pero eran mas las certezas de las palabras que no lograban encerrar lo que no podía describir.
Ahí radica el punto de esto. Cada experiencia nueva trae un abanico de nuevas posibilidades de sentir de manera diferente lo que uno pensó que ya dominaba, quizás el peor error es cerrarse en un camino único pensado en comparar e idealizar.
De a poco el ser humano va adquiriendo las herramientas para seguir planificando un futuro dónde la sonrisa y la alegría sean pilares, dónde la tristeza y el miedo sean motores. Donde la felicidad sea transmutable para que todos sepan que es posible pese a las diferentes dificultades que se atraviesen en la vida
Mientras tanto seguir viviendo y disfrutando cada hermoso regalo que Dios regala a través de la vida.
Cada gesto vivido, cada momento regalado, cada acción surgida desde el corazón son los que marcaran la diferencia diaria de vivir y sobrevivir